Respuesta :
Respuesta:
a) El texto está escrito en primera persona, lo que sugiere que el narrador es un "yo" que está compartiendo su perspectiva y experiencia personal. Esto indica que el tipo de narrador es un narrador protagonista.
b) Expresiones metafóricas empleadas para referirse al reloj:
- "Pequeño infierno florido": Esta metáfora sugiere que el reloj, aunque es un objeto hermoso y delicado, también puede ser una fuente de preocupación y ansiedad.
- "Una cadena de rosas": Aquí, la cadena del reloj se compara con una cadena de flores, insinuando que aunque el reloj puede ser estéticamente agradable, también puede ser una carga.
- "Un calabozo de aire": Esta expresión metafórica sugiere que el reloj, a pesar de su apariencia liviana y elegante, puede sentirse como una prisión o una carga.
c) La afirmación "tú eres el regalado, a ti te ofrecen para el cumpleaños del reloj" implica que el verdadero regalo no es el reloj en sí, sino la persona misma, que se convierte en responsable de cuidar y mantener el reloj. El reloj se convierte en el centro de atención, y la persona debe cumplir con las expectativas asociadas con él.
d) Los seres humanos también somos "rehenes" de la tecnología, por ejemplo, los teléfonos inteligentes. Estos dispositivos nos ofrecen conectividad, entretenimiento y utilidades prácticas, pero también nos atan a ellos, generando dependencia, ansiedad por la desconexión y una constante necesidad de atención.
Relato al estilo de "Preámbulo a las instrucciones para dar cuerda al reloj":
En el día de mi cumpleaños, mis amigos decidieron hacerme un regalo especial. No era un regalo común; no, ellos me ofrecieron algo más que un objeto. Me obsequiaron un pequeño rectángulo de vidrio y metal, un dispositivo que prometía conectarme con el mundo entero. Cuando desenvolví el regalo y vi el brillo de la pantalla, supe que mi vida estaba a punto de cambiar.
Al principio, todo fue emoción y fascinación. Descubrí las infinitas posibilidades que este objeto traía consigo: comunicación instantánea, acceso a información ilimitada, entretenimiento sin fin. Pero pronto me di cuenta de que este regalo venía con una carga pesada.
El teléfono se convirtió en mi compañero constante, un compañero exigente que reclamaba mi atención en todo momento. Me obsesioné con mantenerlo cargado, con revisar constantemente las notificaciones que me enviaba. Me encontré comparándolo con los teléfonos de los demás, buscando siempre la última versión, la más avanzada.
Con el tiempo, me di cuenta de que el teléfono no era solo un regalo para mí, sino que yo era el regalo para él. Mi vida giraba en torno a su pantalla brillante, y cada día me convertía más en su esclavo. En mi cumpleaños, mis amigos no me dieron un teléfono; me ofrecieron como sacrificio para alimentar la voracidad de la tecnología moderna.