Explicación:
En la novela "Las cosas que perdimos en el fuego" de Mariana Enriquez, los hospitales clandestinos cumplen una función crucial en la trama al servir como lugares donde se llevan a cabo prácticas médicas ilegales y poco éticas. Estos hospitales operan al margen de la ley, fuera de la supervisión y regulación gubernamental, y a menudo están vinculados con redes de corrupción y crimen organizado.
En la obra, los hospitales clandestinos son retratados como lugares sombríos y peligrosos, donde se realizan procedimientos médicos ilegales, como abortos clandestinos, experimentos médicos inhumanos y tratamientos extremos para tratar adicciones o enfermedades mentales. Estos lugares son frecuentados por personas desesperadas que buscan atención médica o soluciones a sus problemas de salud, pero que se ven obligadas a recurrir a estas prácticas ilegales debido a la falta de acceso a servicios médicos legítimos o por razones económicas.
La existencia de hospitales clandestinos en la novela también sirve como crítica social, destacando las desigualdades en el acceso a la atención médica y los problemas sistémicos en el sistema de salud. Además, estos lugares reflejan la desesperación y la precariedad en la que viven muchos personajes de la novela, así como las fallas del estado para proteger y garantizar los derechos básicos de sus ciudadanos.
En resumen, los hospitales clandestinos en "Las cosas que perdimos en el fuego" desempeñan un papel importante en la trama al exponer las realidades oscuras y perturbadoras de la atención médica en contextos de marginalidad y desigualdad, y al mostrar las consecuencias devastadoras de la falta de acceso a servicios de salud adecuados.
