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Los lagos que se congelan en el invierno son un entorno hostil para la vida, ya que la temperatura puede descender hasta los -40°C. Sin embargo, existen algunas especies que han evolucionado para sobrevivir en este entorno extremo. Estas especies tienen métodos de defensa que les permiten sobrevivir la congelación y volver a la vida en la primavera.

Una de las más impresionantes adaptaciones es la capacidad de los peces de vivir en un estado estático conocido como diapausa, donde su metabolismo se reduce drásticamente y su cuerpo se hace resistente a la congelación. La diapausa también se puede observar en algunos insectos y ranas.

Otras especies en los lagos que se congelan en el invierno han evolucionado para resistir la congelación y utilizar la energía del sol para sobrevivir en la superficie del hielo. Algunas especies de plancton, como los diaptomos y los diatomeas, viven en las capas superiores del agua y trabajan junto con otros organismos para formar una base alimentaria para los pequeños peces y crustáceos que vivirán en las capas superiores del hielo.

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