Respuesta :

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Si yo fuera una emoción, sería **asombro**. Imagina un amanecer en el horizonte, donde los rayos del sol se despliegan como dedos dorados a través de las nubes. Esa sensación de maravilla y sorpresa al presenciar algo más grande que uno mismo. Representaría el asombro con un poema:

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En el lienzo del cielo, un arco de fuego,

el sol se alza majestuoso, un titán dorado.

Las nubes, sus cómplices, se tiñen de rosa y naranja,

como si el universo hubiera derramado su paleta.

Los árboles susurran secretos al viento,

las aves danzan en espirales ascendentes.

Los corazones humanos, pequeños y latentes,

se llenan de asombro ante la belleza del mundo.

En cada hoja, en cada gota de rocío,

en el vuelo de las mariposas y el rugir del mar,

el asombro se despliega como un manto estelar,

recordándonos que somos parte de algo infinito.

Así, yo sería el asombro, la chispa en los ojos,

la exclamación silenciosa ante lo inexplicable.

Y mi representación sería un sol radiante,

pintado con los colores del alba, eterno y sublime.

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