Respuesta:
Era una noche oscura y tormentosa en el laboratorio de química de la universidad. El estudiante Alex estaba trabajando en un experimento crucial para su proyecto final. Su tarea era separar una mezcla desconocida utilizando distintos métodos de separación. Sin embargo, lo que parecía ser una tarea rutinaria se convirtió en una experiencia aterradora.
Alex comenzó con la decantación, dejando reposar la mezcla en un recipiente para que se separaran los elementos por densidad. De repente, notó que una de las sustancias tenía un extraño brillo rojo que parecía moverse por sí solo. Intrigado y algo asustado, decidió continuar con la filtración para separar las partículas sólidas de los líquidos.
Mientras observaba la mezcla fluir a través del filtro, algo inesperado sucedió. Una figura borrosa comenzó a formarse en el líquido filtrado, como si alguien estuviera tratando de comunicarse. Alarmado, Alex decidió continuar con la separación magnética, utilizando un imán para separar los componentes magnéticos de la mezcla.
Para su sorpresa, el imán comenzó a moverse por sí solo y apuntaba en una dirección específica en el laboratorio. Temiendo lo peor, Alex decidió tomar un breve descanso e investigar qué estaba pasando. Sin embargo, al regresar al laboratorio, se dio cuenta de que la mezcla no estaba donde la había dejado.
Intrigado y aterrado, Alex decidió continuar con el tamizado para separar los sólidos de distinta granulometría. Mientras tamizaba, escuchó susurros y pasos detrás de él, a pesar de estar solo en el laboratorio. Con el corazón latiendo con fuerza, decidió finalizar el proceso utilizando la destilación para separar los componentes más volátiles de la mezcla.
Al encender el mechero, una sombra amenazante se proyectó en la pared, moviéndose de manera errática y perturbadora. Antes de que pudiera reaccionar, la sombra desapareció de repente, dejando a Alex en un estado de confusión y miedo. Decidió finalizar el experimento con la cromatografía, esperando encontrar respuestas a lo que estaba sucediendo.
A medida que los componentes de la mezcla se separaban en la cromatografía, una palabra retumbó en la habitación: ¡"¡Detente!"! Aturdido y tembloroso, Alex se detuvo en seco y contempló la mezcla separada frente a él, llena de misterio y terror.
Incapaz de explicar lo que acababa de presenciar, Alex decidió abandonar el laboratorio esa noche, con la sensación de que algo oscuro y siniestro lo observaba desde las sombras. A pesar de haber logrado separar los componentes de la mezcla, la experiencia le dejó marcado para siempre, preguntándose si había liberado algo más que simples sustancias químicas durante el experimento.
