Respuesta:
Había una vez un pequeño pueblo llamado Valle Encantado. En este lugar, las historias cobraban vida de formas inesperadas. Los chicos y adolescentes se reunían en la plaza central para escuchar los cuentos que el anciano Guillermo contaba con pasión. Su voz arrastraba a todos hacia mundos mágicos y aventuras inolvidables.
Un día, mientras Carlos y Santiago, dos amigos inseparables, exploraban el bosque cercano, encontraron una cadena de plata enterrada en el suelo. Al seguirla, llegaron a una cueva oculta. Allí, bajo la tenue luz de una vela, hallaron un antiguo libro con tapas de cuero desgastado. El título grabado en letras doradas decía: “Las historias olvidadas”.
Intrigados, los chicos abrieron el libro y comenzaron a leer. Cada página revelaba relatos asombrosos: dragones, princesas, y un malvado ogro que habitaba en las montañas. Pero lo más sorprendente eran las niñas que aparecían en las historias. Una de ellas, llamada Julieta, tenía el poder de volar con un pequeño globo mágico.
Carlos y Santiago decidieron seguir las pistas del libro. Viajaron por colinas y cruzaron ríos, siempre persiguiendo las perdices doradas que aparecían en las ilustraciones. Cada vez que encontraban una, algo extraordinario sucedía: un arco iris se formaba en el cielo o las flores florecían alrededor.
Finalmente, llegaron al corazón del bosque, donde el ogro los esperaba. Pero en lugar de ser malvado, resultó ser un guardián de las historias. Les explicó que el libro era un portal entre mundos y que las niñas como Julieta eran guardianas de la magia.
Carlos y Santiago prometieron proteger el libro y continuar las historias olvidadas. Desde entonces, el pueblo de Valle Encantado celebró cada año un festival en honor a Julieta y a todos los personajes que vivían entre sus páginas. Y así, la cadena de la imaginación unió a generaciones, manteniendo viva la magia en aquel rincón especial del mundo.
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