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En mi opinión, considero que nadie debería sentir la necesidad de dejar de hablar como aprendió con su familia para ser aceptado y evitar ser criticado o discriminado. Cada persona tiene derecho a expresarse y comunicarse de la manera que considere más auténtica y cómoda, sin tener que cambiar su forma de hablar para encajar en determinados círculos sociales.

La diversidad lingüística es una riqueza cultural que enriquece nuestra sociedad y nos permite comprender y valorar las diferentes formas de comunicación de las personas. Discriminar a alguien por su forma de hablar es una forma de exclusión y falta de respeto hacia la identidad y la diversidad de cada individuo.

Es importante promover la aceptación y el respeto hacia las diferentes variedades lingüísticas y culturales, así como fomentar la inclusión y la valoración de la diversidad en nuestra sociedad. Todos tenemos derecho a ser quienes somos y a comunicarnos de la manera en la que nos sentimos más cómodos, sin temor a ser juzgados o discriminados por ello.