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Los seres vivos perciben cambios internos o externos como parte de sus mecanismos de supervivencia y adaptación. Aquí tienes tres ejemplos:

1. **Sensibilidad al dolor:** Los seres vivos, incluidos los humanos, pueden percibir el dolor como una señal de que algo está mal en su cuerpo. Esta sensación les ayuda a identificar lesiones o enfermedades y tomar medidas para protegerse y buscar tratamiento.

2. **Respuesta al ambiente:** Muchas especies de plantas y animales son sensibles a los cambios en su entorno, como la luz, la temperatura, la humedad y la presencia de depredadores. Por ejemplo, las plantas pueden inclinarse hacia la luz solar para maximizar la fotosíntesis, y los animales pueden buscar refugio o huir de situaciones de peligro.

3. **Percepción sensorial:** Los seres vivos tienen órganos sensoriales especializados, como ojos, oídos, narices y papilas gustativas, que les permiten percibir estímulos del mundo que los rodea. Por ejemplo, los seres humanos pueden ver colores, escuchar sonidos y oler o saborear alimentos para obtener información sobre su entorno y tomar decisiones en consecuencia.

Estos ejemplos ilustran cómo los seres vivos están equipados con sistemas sensoriales y mecanismos de respuesta que les permiten detectar y adaptarse a cambios tanto internos como externos para mantener su supervivencia y bienestar.

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Los seres vivos perciben cambios tanto internos como externos para poder adaptarse al entorno, sobrevivir y reproducirse de manera exitosa. Esta capacidad de percepción les permite detectar y responder a estímulos que pueden afectar su supervivencia. Aquí te presento tres ejemplos de por qué los seres vivos perciben cambios internos o externos:

1. Respuesta al ambiente externo: Los seres vivos, como los animales, pueden percibir cambios en el ambiente externo a través de sus sentidos. Por ejemplo, un pájaro puede percibir cambios en la temperatura del aire y ajustar su metabolismo para mantener su temperatura corporal constante. Otro ejemplo es la capacidad de las plantas para percibir la luz solar y orientar su crecimiento hacia ella para realizar la fotosíntesis de manera más eficiente.

2. Regulación del equilibrio interno: Los seres vivos también perciben cambios internos en su organismo, como variaciones en la concentración de glucosa en la sangre o en la temperatura corporal. Por ejemplo, los mamíferos pueden percibir la disminución de glucosa en la sangre y activar mecanismos para aumentarla, como la liberación de insulina. De esta manera, mantienen un equilibrio interno adecuado para su funcionamiento óptimo.

3. Interacción con otros organismos: La percepción de cambios externos e internos también es crucial para la interacción con otros organismos. Por ejemplo, los seres vivos pueden percibir feromonas liberadas por individuos de la misma especie para detectar posibles parejas reproductivas. Asimismo, pueden percibir señales de peligro, como el olor de un depredador, y activar respuestas de defensa para evitar ser cazados.