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Explicación:

Obesidad: Consumir una dieta rica en calorías vacías, alimentos procesados y altos en grasas saturadas y azúcares puede llevar a la obesidad, que a su vez aumenta el riesgo de enfermedades cardíacas, diabetes tipo 2, enfermedades articulares y otras afecciones.

Diabetes tipo 2: Una dieta alta en azúcares refinados y carbohidratos simples puede desencadenar resistencia a la insulina y, eventualmente, diabetes tipo 2.

Enfermedades cardiovasculares: Una dieta rica en grasas saturadas, colesterol y sodio puede aumentar el riesgo de enfermedades del corazón, como enfermedad coronaria, hipertensión arterial y accidentes cerebrovasculares.

Hipertensión arterial: El consumo excesivo de sodio, común en alimentos procesados y comida rápida, puede elevar la presión arterial y aumentar el riesgo de hipertensión arterial.

Enfermedades del hígado graso no alcohólico (EHGNA): Una dieta rica en grasas saturadas y carbohidratos refinados puede contribuir al desarrollo de enfermedades del hígado graso no alcohólico, que pueden progresar a cirrosis hepática y cáncer de hígado.

Cáncer: Una mala alimentación, especialmente aquella que carece de frutas, verduras y fibra, puede aumentar el riesgo de varios tipos de cáncer, como el cáncer de colon, de mama y de próstata.

Osteoporosis: Una dieta deficiente en calcio y vitamina D puede debilitar los huesos y aumentar el riesgo de osteoporosis, especialmente en mujeres posmenopáusicas.

Anemia por deficiencia de hierro: Una dieta pobre en hierro puede causar anemia, una condición caracterizada por la falta de glóbulos rojos sanos para transportar oxígeno a los tejidos del cuerpo.