Respuesta :
En el oscuro rincón de la vieja biblioteca, donde las sombras danzan al compás de la luz de la luna, se alzaba un misterioso libro encuadernado en piel de dragón. Sus páginas, amarillentas por el paso del tiempo, guardaban secretos ancestrales que solo los valientes osaban descubrir.
En una noche de tormenta, Julián, un joven aventurero de alma inquieta, se adentró en la biblioteca en busca de respuestas a las preguntas que atormentaban su mente inquieta. Al abrir el libro prohibido, una ráfaga de viento helado lo envolvió, y de las páginas surgió una voz antigua que le hablaba en susurros.
—Bienvenido, viajero del tiempo —susurró el libro con voz grave y profunda—. En estas páginas yacen los relatos de héroes olvidados y leyendas perdidas. ¿Qué historia deseas desenterrar?
Julián, con el corazón latiendo con fuerza, pidió conocer la epopeya de un caballero sin nombre que desafió al destino para salvar a su amada de las garras de un dragón voraz. Con un giro de las páginas, el joven se vio transportado a un mundo de fantasía donde la valentía y el amor eran las armas más poderosas.
La narración fluía con elegancia, adornada con metáforas que pintaban paisajes épicos y diálogos llenos de fuerza. Julián se encontró inmerso en la historia, cautivado por la habilidad del autor para crear atmósferas vívidas y personajes inolvidables.
Entre las páginas del libro, descubrió figuras literarias como la metáfora, cuando el caballero era descrito como un rayo de luz en la oscuridad, o la personificación, al describir el rugido del dragón como la voz del mismísimo infierno. Cada palabra estaba meticulosamente elegida para crear un efecto emocional en el lector, transportándolo a mundos desconocidos y despertando su imaginación.
Al terminar la epopeya, Julián cerró el libro con reverencia, sabiendo que había encontrado más que una simple historia. Había descubierto el poder de las palabras para trascender el tiempo y el espacio, y prometió llevar consigo ese conocimiento en todas sus futuras aventuras.