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Alma Negra, un lugar donde las sombras de la violencia han dejado cicatrices imborrables en el alma de quienes vivimos aquí. Soy uno de esos rostros marcados por el dolor y el sufrimiento, una víctima más en este rincón olvidado por la esperanza.
Crecí entre sus calles polvorientas, donde el miedo se convirtió en mi compañero constante. Las balas silbaban en el aire, recordándonos que la muerte siempre acechaba a la vuelta de la esquina. Los niños jugábamos entre escombros y casas abandonadas, ignorantes de la violencia que nos rodeaba hasta que llegó el día en que la tragedia tocó nuestras puertas.
Recuerdo el terror en los ojos de mi familia cuando los paramilitares irrumpieron en nuestro hogar, sembrando el caos y la destrucción a su paso. Escuché los gritos de mis seres queridos mientras eran arrastrados fuera de casa, sin comprender por qué estábamos siendo castigados de esa manera.
Desde ese día, mi vida se convirtió en un torbellino de dolor y desesperanza. Sobrevivir se volvió una lucha diaria, una batalla contra la injusticia y la crueldad que reinaban en nuestro pueblo. Cada noche, las lágrimas eran mi única compañía, mientras la oscuridad de Alma Negra se apoderaba de mi corazón.
Pero a pesar del sufrimiento, aún queda un destello de esperanza en medio de tanta oscuridad. Somos sobrevivientes, testigos de la barbarie que ha consumido nuestras vidas. Aunque nuestras voces hayan sido silenciadas por el miedo, nuestro espíritu sigue ardiendo con la llama de la resistencia.
Alma Negra, un lugar marcado por la tragedia pero también por la valentía de aquellos que se niegan a ser vencidos. En cada callejón, en cada suspiro de dolor, late el corazón de una comunidad que se aferra a la esperanza de un mañana mejor. Somos víctimas, sí, pero también somos guerreros en una batalla por la justicia y la paz que algún día volverá a brillar sobre nuestro amado pueblo.
espero que te sirva:).