Respuesta:
La dictadura militar que comenzó en Argentina en 1976 estuvo marcada por una brutalidad despiadada que conllevó a una serie de atrocidades que todavía resuenan en la conciencia nacional e internacional. La soberbia de los líderes militares que derrocaron al gobierno democráticamente elegido se manifestó en una arrogancia despiadada, una creencia en su propia infalibilidad que justificó actos de represión desmedida contra cualquier voz disidente. Bajo el pretexto del combate al terrorismo, se implementó un terrorismo de Estado que asoló a la sociedad argentina. Los desaparecidos, cuyos números se cuentan en decenas de miles, representan la oscura cara de esta época: individuos secuestrados, torturados y asesinados sin justicia ni compasión, muchos de los cuales aún están por ser identificados o encontrados.
Los crímenes de lesa humanidad cometidos durante este periodo incluyen violaciones sistemáticas de los derechos humanos, como la tortura generalizada en centros clandestinos de detención y la ejecución sumaria de disidentes políticos, estudiantes, sindicalistas y otros considerados "enemigos del Estado". La brutalidad de las fuerzas de seguridad fue respaldada por un marco legal distorsionado que permitía la impunidad a los perpetradores. Este oscuro capítulo de la historia argentina ha dejado profundas cicatrices en la sociedad y sigue siendo objeto de lucha por la memoria, la verdad y la justicia.
