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¡Claro! Aquí tienes una anécdota:

Hace algunos años, cuando mi hermana era solo una niña, solíamos jugar juntos en el parque cerca de nuestra casa. Un día, mientras estábamos jugando a las escondidas, mi hermana decidió esconderse detrás de unos arbustos descuidados en un rincón apartado del parque. Después de buscarla por un buen rato sin éxito, empecé a preocuparme. Finalmente, cuando ya estaba a punto de llamar a nuestros padres, escuché una risita desde los arbustos y descubrí que mi hermana se había escondido tan bien que incluso yo casi no la encontraba. Aprendimos la lección de no esconderse en lugares descuidados y siempre mantenernos visibles para evitar sustos innecesarios.

Si te sirvió de ayuda no olvides apoyarme con una coronita.