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Es importante cuidar la temperatura durante el proceso de elaboración del yogur para que los lactobacilos puedan trabajar adecuadamente. La temperatura ideal para la fermentación de los lactobacilos es de aproximadamente 43-45 grados Celsius. Si la temperatura es demasiado alta o demasiado baja, los lactobacilos pueden no crecer adecuadamente y el yogur podría no tener la consistencia y sabor deseado. Además, es importante mantener una higiene adecuada durante todo el proceso para evitar contaminaciones que puedan afectar la acción de los lactobacilos.