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Cuando la Tierra era nueva, hace unos 4.500 millones de años, estaba formada principalmente por rocas fundidas y gases volcánicos. En ese momento, no había vida en el planeta. Con el paso del tiempo, la Tierra se fue enfriando y formando una corteza sólida, mientras que en los océanos primitivos se acumulaban elementos químicos necesarios para la vida. A medida que las condiciones en la Tierra cambiaban, surgieron los primeros organismos vivos simples, como bacterias y algas, dando inicio a la evolución de la vida en nuestro planeta.