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La relación entre la educación física y la naturaleza es profunda. La práctica de actividades físicas al aire libre no solo promueve la salud y el bienestar, sino que también fomenta la conexión con el entorno natural y desarrolla habilidades como la orientación, el trabajo en equipo y la resolución de problemas en contextos naturales. Además, estar en contacto con la naturaleza puede mejorar el estado de ánimo y reducir el estrés, ofreciendo así una experiencia integral de aprendizaje y crecimiento personal.