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Los antiguos griegos tenían una profunda conexión con la naturaleza y consideraban el teatro como una forma de expresión artística sagrada. Por eso, muchas de sus representaciones se llevaban a cabo al aire libre, en anfiteatros al descubierto, como el famoso Teatro de Dionisio en Atenas.

Una de las razones por las que preferían realizar las representaciones durante las horas del sol era porque la luz natural les permitía aprovechar al máximo el escenario y los gestos de los actores. Los antiguos griegos creían que la luz del sol realzaba la belleza y la expresividad de los personajes y las escenas, y proporcionaba una mayor conexión entre el público y la obra.

Además, realizar las representaciones al aire libre permitía una mayor participación de la comunidad. Las personas podían acudir y disfrutar del teatro de forma gratuita, sin restricciones de espacio o costos de entrada. Esto fomentaba la participación ciudadana y fortalecía el sentido de comunidad entre los griegos.

Asimismo, la elección de las horas del sol tenía una conexión simbólica con la mitología griega. El sol era considerado una deidad importante, representada por Apolo, el dios de la luz y el arte. Al realizar las representaciones durante las horas del sol, se establecía una conexión simbólica con Apolo y se buscaba obtener su bendición para el evento teatral.

En resumen, los antiguos griegos realizaban sus representaciones al aire libre y durante las horas del sol debido a su conexión con la naturaleza, la creencia en la importancia de la luz natural para realzar la belleza escénica, la inclusión comunitaria y la conexión simbólica con la mitología griega.