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En los versos del poema, se refleja la ternura y el amor maternal. El hablante, posiblemente la madre, invita a su hijo a compartir sus sentimientos y emociones, mostrando preocupación por las lágrimas que ve en los ojos de su hijo. La expresión "Ven y dime qué causas tan extrañas te arrancan esa lágrima, hijo mío" revela la sensibilidad y la disposición de la madre para escuchar y consolar a su hijo en momentos de tristeza o dolor.

La segunda parte de los versos, "Pero de vez en cuando se me oprime el corazón, y lloro!...", sugiere que la madre también experimenta emociones intensas y se conmueve al ver a su hijo sufrir. Esta frase muestra la conexión emocional profunda entre madre e hijo, donde los sentimientos de uno afectan al otro, creando un vínculo de empatía y compasión.

Finalmente, la instrucción "Llama siempre a tu madre cuando sufras que vendrá muerta o viva" enfatiza la presencia constante y el apoyo incondicional de la madre para su hijo en los momentos difíciles. La madre se ofrece como un refugio seguro y reconfortante, asegurando al hijo que estará presente para consolarlo y apoyarlo, ya sea en la vida o en la muerte.