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Hace mucho tiempo, en un bosque mágico donde los animales hablaban, vivía una tortuga llamada Tessa. Tessa era una tortuga curiosa y aventurera que siempre quería explorar más allá de su hogar en el río.

Un día, mientras Tessa exploraba la orilla del río, se encontró con una bruja malvada que estaba buscando ingredientes para una poción oscura. La bruja, al ver a Tessa, decidió lanzar un hechizo sobre ella como venganza por haberla interrumpido. El hechizo debería hacer que Tessa cargara con el peso de sus acciones.

Sin embargo, en lugar de dañar a Tessa, el hechizo transformó su caparazón en una armadura impenetrable. La bruja, sorprendida por el giro del hechizo, se alejó rápidamente, dejando a Tessa con su nueva armadura.

Desde ese día, todas las tortugas han llevado caparazones para protegerse del peligro, recordando la valentía de Tessa y su encuentro con la malvada bruja. Y así, la caparazón se convirtió en un símbolo de protección y fortaleza para todas las tortugas.