Respuesta :

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Existen muchas formas de atentar contra la reverencia debida al nombre de Dios. La más corriente es el simple pecado de falta de respeto: usar su santo nombre como excusa para dar salida a nuestras emociones. “¡Sí, por Dios!”; “Te aseguro, por Dios, que me la vas a pagar”.

La actitud que estima a uno y desecha a otro.

La lengua mentirosa.

Las manos que derraman sangre.

El corazón que hace planes perversos.

Los pies que corren a hacer el mal.

El falso testigo que esparce mentiras

El que siembra discordia o rumores entre hermanos .