La contribución al bien común de los espartanos y los atenienses se caracterizaba por diferentes enfoques y valores en sus respectivas sociedades.
Los espartanos se centraban principalmente en la formación de ciudadanos guerreros y en la creación de un estado militarista. Su sistema político y social estaba diseñado para promover la disciplina, la obediencia y la fortaleza física, con el fin de mantener la hegemonía militar y proteger su ciudad-estado de posibles invasiones. Sin embargo, esta estructura social rígida y militarizada limitaba las libertades individuales y la participación en la vida política de gran parte de la población, como los ilotas, que eran tratados como siervos.
Por otro lado, los atenienses valoraban la democracia y la participación ciudadana en la toma de decisiones políticas. A través de instituciones como la Asamblea, el Consejo de los Quinientos y los tribunales, los ciudadanos atenienses tenían la oportunidad de expresar sus opiniones y contribuir al gobierno de la ciudad. Además, Atenas era un importante centro cultural y filosófico, donde se fomentaba el desarrollo del arte, la literatura y el pensamiento crítico.
En conclusión, aunque ambos sistemas tenían sus méritos y contribuciones al bien común, la naturaleza democrática y culturalmente rica de Atenas podría considerarse como una contribución más amplia al desarrollo humano y al bienestar general. Sin embargo, esto no descarta las contribuciones de los espartanos en términos de protección militar y estabilidad política en su región.
