Respuesta :

Había una vez una reina que cosía junto a la ventana de su palacio cuando, al pincharse con la aguja, dejó caer tres gotas de sangre en la nieve. Deseando tener una hija con la piel blanca como la nieve, los labios rojos como la sangre y el cabello negro como el ébano, la reina deseó con todas sus fuerzas que su deseo se hiciera realidad. Tiempo después, nació una niña a la que llamaron Blancanieves, cumpliendo el deseo de la reina. Sin embargo, la reina falleció poco después del nacimiento de Blancanieves. Años más tarde, el rey se casó de nuevo con una mujer hermosa pero vanidosa, que poseía un espejo mágico al que consultaba diariamente para asegurarse de ser la más hermosa del reino.