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La Revolución Neolítica marcó un punto crucial en la historia de la humanidad, representando la transición de las sociedades cazadoras-recolectoras a comunidades agrícolas y ganaderas sedentarias. Esta transformación ocurrió aproximadamente hace unos 12,000 años en diversas partes del mundo, coincidiendo con el final del período Paleolítico y el inicio del Neolítico.
La Revolución Neolítica se caracterizó por varios cambios fundamentales en la forma en que las sociedades humanas interactuaban con su entorno y organizaban su vida social y económica. Estos cambios incluyen:
Agricultura: La domesticación de plantas permitió a las sociedades neolíticas abandonar la dependencia de la caza y la recolección de alimentos. El cultivo de cereales como el trigo y la cebada, así como la domesticación de legumbres como los guisantes, proporcionaron una fuente más estable de alimentos.
Ganadería: La domesticación de animales como ovejas, cabras, vacas y cerdos permitió a las comunidades neolíticas no solo obtener carne, leche y otros productos animales, sino también utilizar a los animales para el trabajo agrícola, como el arado.
Sedentarización: La agricultura y la ganadería sedentaria requerían un compromiso con la tierra y la permanencia en un lugar fijo. Esto llevó al desarrollo de asentamientos permanentes y al abandono del nomadismo característico de las sociedades cazadoras-recolectoras.
Grandes ríos: Muchas de las primeras civilizaciones neolíticas surgieron en las cuencas de grandes ríos como el Nilo, el Tigris y el Éufrates, y el Indo. Estos ríos proporcionaban no solo agua para la irrigación de los campos agrícolas, sino también rutas de transporte y comercio.
Excedente productivo: La agricultura y la ganadería sedentaria permitieron la producción de excedentes de alimentos. Este excedente liberó a una parte de la población de la necesidad de estar directamente involucrada en la producción de alimentos, lo que permitió el desarrollo de especializaciones laborales, como artesanos, comerciantes y gobernantes.
Las causas de la Revolución Neolítica son complejas y multifacéticas, pero en general, se pueden atribuir a la interacción de factores como el cambio climático, la presión demográfica, la innovación tecnológica y la experimentación humana. En resumen, la Revolución Neolítica representó un cambio radical en la forma en que las sociedades humanas interactuaban con su entorno natural y entre sí, sentando las bases para el desarrollo de civilizaciones complejas y la historia subsiguiente de la humanidad.
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