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El proceso vivido por Japón con la proclamación de la Constitución Meiji presenta similitudes con las revoluciones políticas europeas del siglo XVIII, como la Revolución Francesa, en cuanto a la adopción de características políticas occidentales y la abolición de antiguos privilegios y sistemas feudales.
En ambos casos, se buscaba modernizar y occidentalizar el sistema político y social, estableciendo principios de igualdad, libertad y participación ciudadana. La introducción de una monarquía constitucional en Japón, al igual que la instauración de una constitución en Francia, representa un cambio significativo en la forma de gobierno y en la distribución del poder.
Además, la abolición de las concesiones de los shogunes y los samuráis en Japón es similar a la eliminación de los privilegios de la nobleza en Europa, lo que implica un proceso de democratización y de igualdad de derechos para todos los ciudadanos.
En resumen, tanto el proceso vivido por Japón con la adopción de la Constitución Meiji como las revoluciones políticas europeas del siglo XVIII buscan transformar las estructuras políticas y sociales existentes, en favor de un sistema más moderno, igualitario y orientado hacia los principios liberales.