Respuesta :
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Espero que te sirva
Explicación:
Había una vez en un pequeño pueblo en medio del bosque, un joven llamado Mateo. Mateo era conocido por su amabilidad y su gran respeto hacia los demás. Vivía en una cabaña cerca del arroyo que cruzaba el pueblo, donde pasaba la mayor parte de su tiempo cuidando de los animales del bosque y ayudando a quienes lo necesitaban.
Un día, mientras caminaba por el bosque, Mateo encontró a dos hermanos discutiendo cerca de un árbol. Los hermanos, Lucas y Sofía, estaban teniendo un desacuerdo sobre quién tenía derecho a cortar leña en ese lugar. Lucas quería cortar el árbol para vender la madera y ganar dinero, mientras que Sofía insistía en que debían respetar la naturaleza y encontrar otra solución.
Mateo se acercó a ellos con una sonrisa amable y les preguntó qué sucedía. Después de escuchar sus puntos de vista, propuso una solución que satisfacía a ambos hermanos y protegía el bosque. Juntos, encontraron un área donde podían recolectar leña sin dañar el medio ambiente y acordaron trabajar juntos para cuidar el bosque en el futuro.
A medida que pasaban los días, Mateo se convirtió en un mentor para Lucas y Sofía, enseñándoles sobre el respeto hacia la naturaleza y hacia los demás. Juntos, exploraron diferentes lugares del bosque, descubriendo la belleza y la importancia de cada ser vivo que habitaba en él.
Una tarde, mientras caminaban por un sendero cubierto de musgo, encontraron a un anciano sentado junto a un árbol, con una expresión de tristeza en su rostro. El anciano les contó que se sentía solo desde que su esposa había fallecido hacía unos meses, y que solía venir al bosque a recordarla.
Mateo, Lucas y Sofía se sentaron con el anciano y le ofrecieron su compañía y apoyo. Juntos, compartieron historias y recuerdos, y el anciano encontró consuelo en su amistad. Desde ese día en adelante, Mateo, Lucas y Sofía visitaban al anciano regularmente, recordándole que no estaba solo y que siempre había alguien dispuesto a escucharlo y acompañarlo.
Con el tiempo, el pueblo entero reconoció el impacto positivo que Mateo, Lucas y Sofía estaban teniendo en la comunidad. Su ejemplo de respeto y amabilidad inspiró a otros a seguir su liderazgo, y juntos trabajaron para hacer del pueblo un lugar mejor para todos.
Y así, gracias al respeto y la compasión de Mateo, Lucas y Sofía, el pequeño pueblo en medio del bosque se convirtió en un refugio de armonía y amor, donde cada ser vivo era valorado y respetado, y donde la amistad y la colaboración florecían en cada rincón.