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1. En cuanto a las posturas planteadas en la historia, puedo identificarme con la variada gama de opiniones. Por un lado, entiendo la preocupación por la salud y la importancia de fomentar hábitos alimenticios más saludables en las escuelas. Sin embargo, también valoro la libertad de elección y la responsabilidad individual en la toma de decisiones alimenticias. En mi punto de vista, creo que la ley que prohíbe la comida chatarra en los colegios puede ser beneficiosa en términos de promoción de la salud y la prevención de enfermedades relacionadas con la alimentación poco saludable.
Los beneficios de esta ley son la promoción de hábitos alimenticios más saludables entre los estudiantes, la prevención de enfermedades relacionadas con la mala alimentación, y la concienciación sobre la importancia de una dieta equilibrada desde temprana edad. Sin embargo, también surgen problemas como el aumento de precios de opciones más saludables, la posible resistencia por parte de los estudiantes acostumbrados a ciertos productos, y la discusión sobre la intervención del Estado en decisiones individuales.
Considero que reflexionar sobre esta ley sigue siendo importante incluso si ya está aprobada, ya que se pueden identificar posibles mejoras o ajustes en su implementación. Además, es relevante evaluar su impacto a largo plazo y adaptarla según las necesidades y resultados que vayan surgiendo.
2. a. En mi opinión, esta ley que prohíbe la comida chatarra en los colegios debe prevalecer en función del derecho a la salud. Si bien valoro la libertad de elegir, considero que en el caso de la alimentación escolar, donde los niños y adolescentes están en etapa de formación, es crucial priorizar la salud y el bienestar a futuro. La prevención de enfermedades relacionadas con la mala alimentación y la promoción de hábitos saludables son fundamentales para el desarrollo de una sociedad más sana y consciente.
b. En general, los alimentos que se expenden en el cafetín o quiosco de las instituciones educativas pueden no ser los más saludables. Siendo consciente de la importancia de la salud y el derecho a una alimentación adecuada, considero que prevalecería el derecho a la salud. Es crucial brindar opciones nutritivas y equilibradas a los estudiantes, promoviendo así su bienestar y desarrollo integral. Defender el derecho a la salud implica garantizar que los alimentos disponibles en las escuelas sean adecuados para una dieta balanceada y contribuyan al crecimiento y rendimiento académico de los estudiantes.
c. Para mejorar la calidad de la alimentación en mi institución educativa, me comprometería a promover iniciativas como la inclusión de más frutas, verduras y alimentos naturales en el menú escolar. Además, fomentaría la educación nutricional entre los estudiantes para que tomen decisiones informadas sobre su alimentación. Colaboraría con profesionales de la salud y expertos en nutrición para diseñar estrategias que mejoren la oferta alimentaria en la escuela, priorizando siempre la salud y el bienestar de los alumnos.