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La propaganda es de suma importancia para los sistemas totalitarios, ya que les permite moldear y controlar la percepción pública, difundir ideologías y mantener el poder. A través de la propaganda, los regímenes totalitarios pueden influir en la opinión y el comportamiento de la población, promoviendo la lealtad al gobierno, demonizando a los opositores y exaltando al líder. Además, la propaganda puede ser utilizada para justificar políticas represivas, crear un sentido de unidad nacional y promover una narrativa que respalde el status quo del régimen. En resumen, la propaganda es una herramienta fundamental para el mantenimiento del control y la manipulación en los sistemas totalitarios.