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Durante la Gran Depresión de 1929, el Reino Unido implementó varias medidas para enfrentar la crisis económica.

Utilización de su imperio colonial: Dado que Gran Bretaña era importadora neta de materias primas y alimentos, aprovechó su imperio ultramarino para mitigar la crisis. Impuso aranceles a las importaciones, pero estos fueron relativamente bajos cuando se trataba de compras realizadas a sus colonias.

Abandono del patrón oro: El alto precio de los productos industriales británicos, junto con la contracción de la demanda y la conversión constante de libras en oro, llevó al Banco de Inglaterra a abandonar el patrón oro. Esto provocó una devaluación del valor de la moneda en un 30% y afectó a otras divisas vinculadas a la libra.

Secuelas hasta 1932: Aunque los efectos más adversos de la depresión en el Reino Unido se prolongaron hasta 1932, sus consecuencias se sintieron hasta finales de la década.

Además, a nivel internacional, el New Deal implementado en Estados Unidos también influyó en la recuperación económica global. Este programa aumentó el control estatal sobre la economía, redujo el desempleo y propuso leyes de seguridad social y vivienda. El “jueves negro” en la Bolsa de Nueva York en 1929 marcó el inicio de la Gran Depresión, afectando a todo el mundo