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"El Secreto del Solsticio de las Mariposas"

En un pequeño pueblo rodeado de flores silvestres y colinas ondulantes, había un día especial que los habitantes esperaban con ansiedad cada año. Era el Día de Verano, el solsticio de verano, cuando el sol brillaba con más fuerza y la naturaleza se vestía de gala.

En este pueblo, había una leyenda que decía que en el Día de Verano, las mariposas adquirían un poder mágico. Se decía que si una persona podía atrapar una mariposa en un jardín lleno de flores silvestres exactamente a mediodía, cuando el sol estaba en su punto más alto, esa persona tendría un deseo concedido.

La historia comienza con una joven llamada Luna, que vivía en el pueblo con su abuela, una sabia y anciana mujer que conocía todos los secretos de la naturaleza. Luna siempre había sido fascinada por las mariposas y había escuchado la leyenda desde que era niña. Este año, había decidido que quería probar si era verdad.

La mañana del Día de Verano, Luna se levantó temprano y se dirigió al jardín de su abuela, lleno de flores silvestres de todos los colores. Su abuela le había dado un consejo: "Para atrapar una mariposa mágica, debes tener un corazón puro y una intención clara". Luna había pensado mucho en qué deseo hacer, y había decidido que quería curar a su amigo, un niño llamado Sol, que había estado enfermo durante meses.

A medida que el sol subía en el cielo, Luna se sentó en el jardín, rodeada de flores que parecían bailar con la brisa. Cerró los ojos, respiró profundamente y se concentró en su deseo. De repente, sintió un suave aleteo en su mano. Abrió los ojos y encontró una hermosa mariposa azul con alas iridiscentes posada en su palma.

Luna sonrió y miró al cielo. El sol estaba en su punto más alto, y ella sabía que era el momento. Cerró los ojos de nuevo y deseó con todas sus fuerzas que Sol se curara. De repente, sintió un calor intenso en su mano, y cuando abrió los ojos, la mariposa había desaparecido.

Corrió a casa de Sol y encontró a su amigo sentado en la cama, sonriendo. "Me siento mejor", dijo. "Como si un rayo de sol hubiera entrado en mi corazón". Luna sonrió, sabiendo que su deseo había sido concedido.

A partir de ese día, el pueblo celebró el Día de Verano con más entusiasmo que nunca. La gente se reunía en el jardín de la abuela de Luna, lleno de flores silvestres, para atrapar mariposas mágicas y hacer deseos. Y cada año, el sol brillaba con más fuerza, recordándoles el poder de la naturaleza y la magia que se escondía en cada momento especial.

Y Luna, que había descubierto el secreto del solsticio de las mariposas, se convirtió en la guardiana del jardín, asegurándose de que la leyenda se transmitiera de generación en generación, y que el Día de Verano siguiera siendo un día de milagros y maravillas.