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En el contexto histórico, la posición que asumieron el rey, el virrey y otros funcionarios con respecto a la educación variaba dependiendo de la época y del país en cuestión. En general, el rey, como la máxima autoridad monárquica, tenía un papel importante en la regulación y promoción de la educación en sus territorios. El rey podía establecer políticas educativas, financiar instituciones educativas y regular el contenido de la enseñanza.
Por otro lado, los virreyes, que eran los representantes del rey en las colonias o territorios de ultramar, tenían la responsabilidad de implementar las políticas educativas establecidas por el monarca. Los virreyes también tenían cierta autonomía para adaptar las políticas educativas a las necesidades y circunstancias locales.
Los otros funcionarios, como los ministros, consejeros y burócratas, también podían desempeñar un papel importante en la formulación y ejecución de políticas educativas. Ellos colaboraban con el rey y el virrey en la administración y supervisión del sistema educativo.
En resumen, el rey, el virrey y otros funcionarios tenían roles clave en la promoción y regulación de la educación en sus respectivos territorios, aunque la forma exacta en que asumían esta responsabilidad podía variar según el contexto histórico y político.