Respuesta:
Un sábado, Sarah se despertó temprano. Desayunó con su familia, se duchó rápidamente y salió de casa para trabajar. En su camino a la oficina, un hombre apuesto le preguntó si sabía dónde estaba el banco más cercano. Ella le dijo dónde estaba. El hombre le preguntó si podía acompañarlo al banco y luego tomar un café juntos. Ella dijo que sí. Sarah y el hombre tomaron café. Después, fueron al cine y luego a una discoteca. Bailaron durante 3 horas. Sarah no preguntó el nombre del hombre, no lo agregó en Facebook ni en Whatsapp. A medianoche, el hombre dijo que tenía que ir al baño, pero no volvió. Sarah se enamoró del hombre; quería que el hombre volviera. Lo esperó durante 5 años, pero él no regresó. Sarah perdió toda esperanza sobre el amor. Oraba a Dios con frecuencia. Un día, Sarah estaba esperando en la fila del banco cuando un hombre se acercó a ella y le preguntó la hora. Su voz sonaba familiar, era el mismo hombre; se llamaba Joseph. Se casaron 8 meses después y tuvieron 2 hermosas hijas.
