Respuesta :

Respuesta: Cultura y tradición: En muchas sociedades, las normas culturales y las tradiciones históricas han perpetuado la idea de que las mujeres deben ocupar roles secundarios en comparación con los hombres. Estas normas pueden estar arraigadas en la religión, las costumbres familiares, la literatura y otras formas de expresión cultural.

Instituciones y estructuras sociales: Las instituciones sociales, como el gobierno, la educación, los medios de comunicación y el mundo laboral, a menudo reflejan y refuerzan las normas de género establecidas. Las políticas discriminatorias, los prejuicios de contratación, la falta de representación en los medios y la falta de oportunidades educativas pueden contribuir a mantener a las mujeres en roles secundarios.

Religión y doctrina: En algunas interpretaciones religiosas, se enseña que los roles de género están determinados por la divinidad, lo que puede llevar a la promoción de la subordinación de las mujeres a los hombres. Sin embargo, es importante destacar que las interpretaciones religiosas pueden variar ampliamente y muchas comunidades religiosas promueven la igualdad de género.

Actitudes y creencias personales: Las actitudes y creencias arraigadas en las personas a nivel individual también pueden contribuir a la promoción de la subordinación de las mujeres. Estos pueden incluir prejuicios de género, estereotipos de roles de género y percepciones de que las mujeres son inherentemente menos capaces o menos dignas que los hombres.

Explicación: