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didáctica de las lenguas se emplea el término lengua meta (LM, traducción del inglés target language) para referirse a la lengua que constituye el objeto de aprendizaje, sea en un contexto formal de aprendizaje o en uno natural. El término engloba los conceptos de lengua extranjera (LE) y de lengua segunda (L2), si bien en ocasiones estos tres términos se emplean como sinónimos. En cualquier caso, el término lengua meta excluye al de lengua materna (L1), al que con frecuencia se contrapone. En teoría de la traducción y en informática, el término se emplea para aludir a la lengua (natural o computacional, según el caso) a la que se traduce un texto.
Si bien el aprendizaje de lenguas extranjeras o segundas es prácticamente tan antiguo como el lenguaje humano, el término lengua meta o LM no empieza a utilizarse con asiduidad en el ámbito del español como lengua extranjera hasta la década de los 80 del siglo XX.
Los motivos que llevan a una persona a aprender la LM son de diversa índole: personales, sociales, educativos, profesionales, etc. En cierta medida, la decisión también está condicionada por el espacio que ocupa y el prestigio que posee la LM en la sociedad y en la época en cuestión: en la enseñanza, en los medios de comunicación, en la política, en la administración, etc. Por ejemplo, durante varios siglos el latín desempeñó un papel importante en el mundo (sobre todo en Europa); de hecho, hoy en día se sigue empleando, p. ej., en las nomenclaturas internacionales de plantas y de animales. Claro que en la actualidad son otras — el inglés, el francés, el español, el alemán…— las lenguas que protagonizan las relaciones internacionales en la cultura, el comercio, la política, etc., por lo que ahora son precisamente ésas las lenguas meta más estudiadas en el mundo.
Atendiendo a las situaciones y circunstancias en que se aprende la LM, se suele distinguir entre lengua extranjera (LE) y lengua segunda (L2). Cuando la LM se aprende en un país donde no es ni oficial ni autóctona, se considera una LE; p. ej., el español en Brasil. Cuando la LM se aprende en un país donde coexiste como oficial y/o autóctona con otra(s) lengua(s), se considera una L2; p. ej., el guaraní para aquellos niños paraguayos cuya L1 es el español, o bien el español para aquellos niños paraguayos cuya L1 es el guaraní. Otra situación cada vez más frecuente de L2 es la que se produce cuando los emigrantes con una L1 común llegan a constituir una comunidad de habla relevante en el país de acogida, como es el caso de los hispanos en EE.UU. En situaciones como ésta, desde un punto de vista estrictamente lingüístico, parece pertinente empezar a considerar que la lengua de esa comunidad de habla (el español en este ejemplo) puede dejar de ser una LE para convertirse en una L2, al margen de su posible cooficialidad.
Por otro lado, los procesos de aprendizaje de una LE y de una L2 también presentan algunas características en común; p. ej., en ambos casos el