Respuesta :
Respuesta:
La geografía del Imperio Inca abarcaba una vasta extensión de América del Sur, y su territorio se dividía en tres regiones naturales: la Costa, la Sierra y la Selva1. A continuación, exploraremos las consecuencias de la interacción entre estas tres regiones:
La Costa:
La costa peruana, bañada por el Océano Pacífico, era una franja desértica y árida. A pesar de su aridez, los Incas desarrollaron sistemas de riego y terrazas agrícolas para cultivar alimentos como maíz, algodón y frijoles.
La costa también fue un importante centro de pesca y comercio marítimo. Los Incas establecieron puertos y rutas comerciales a lo largo de la costa para intercambiar productos con otras regiones.
La Sierra:
La sierra andina era la columna vertebral del Imperio Inca. Aquí se encontraban las majestuosas montañas de los Andes, con altitudes que variaban desde las tierras altas templadas hasta las cumbres nevadas.
Los Incas construyeron una extensa red de caminos llamada Qhapaq Ñan, que conectaba las ciudades y centros administrativos en la sierra. Estos caminos facilitaban la comunicación, el transporte y el control territorial.
La Selva:
La selva amazónica, también conocida como la montaña o la ceja de selva, se extendía hacia el este desde la cordillera de los Andes. Era una región exuberante y tropical.
Aunque los Incas no conquistaron completamente la selva, establecieron asentamientos en sus bordes. Intercambiaban productos como coca, plumas de aves exóticas y madera con las comunidades selváticas.
Explicación:
En resumen, la interacción entre la costa, la sierra y la selva permitió a los Incas aprovechar una variedad de recursos naturales y establecer una red de comunicación y comercio que contribuyó al éxito de su imperio234. Aunque cada región tenía sus desafíos y ventajas, la combinación de estas tres áreas geográficas fue esencial para la sostenibilidad y la expansión del Imperio Inca.