Un rey tenía 13 hijas y recibió, como obsequio de otro rey, 11 pares de aretes y dos bellísimas gargantillas de oro.
Como todas las hijas deseaban las gargantillas, el Rey dijo:
—Disponeos en fila como queráis. Yo contaré de dos en dos, de tres en tres, de cuatro en cuatro y de cinco en cinco, siempre a partir de la primera.
A quien le vaya tocando, le entregaré un par de pendientes, y no recibirá otro obsequio aunque la vuelva a contar.
Luego reiniciaré el conteo de dos en dos, de tres en tres, de cuatro en cuatro y de cinco en cinco, comenzando nuevamente a partir de la primera pero cambiando la secuencia cuando vea que necesito volver a ella para continuarla.
Así, contaré por ejemplo, de dos en dos y, al llegar a la que quede sin su par, iniciaré el conteo tres en tres, que mantendré mientras la fila lo permita y no deba pasar al conteo de cuatro en cuatro. Seguiré con este criterio hasta agotar la secuencia de cinco en cinco. Siempre, entregaré un par de pendientes a quien le vaya tocando, a condición de que ya no haya recibido uno.
Al término de los dos conteos, quienes no hayan recibido aretes, recibirán una gargantilla.
La hija mayor no permitió en momento alguno que le quitaran el primer lugar, y la menor (que era muy hábil con la matemática) esperó a que todas se ubicaran y se colocó en el suyo.
Conclusión: ¡ambas recibieron su gargantilla!
• ¿Qué lugar eligió la más pequeña?
• ¿Cómo hizo para saber, de entrada, que cuatro lugares no serían tocados en el primer conteo y cuáles son dichos lugares?