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Explicación:

La caída de Constantinopla en 1453 fue un evento significativo tanto político como religioso. Desde una perspectiva religiosa, Constantinopla era la capital del Imperio Bizantino, que durante siglos había sido el principal bastión del cristianismo ortodoxo en el mundo. La caída de la ciudad a manos del Imperio Otomano significó el fin del dominio cristiano en esa región y la expansión del Islam, ya que los otomanos eran musulmanes.

Este evento tuvo un impacto profundo en el mundo cristiano, ya que representaba la pérdida de una ciudad considerada sagrada y la interrupción del flujo de peregrinos y recursos hacia la cristiandad. Además, la caída de Constantinopla marcó el final del Imperio Bizantino, que había sido un importante defensor del cristianismo en medio de las tensiones entre el mundo cristiano y el mundo islámico.

Por lo tanto, la caída de Constantinopla se considera un golpe religioso porque representó un cambio significativo en el equilibrio de poder entre el cristianismo y el Islam en la región, así como el fin de una era para la cristiandad ortodoxa en el este del Mediterráneo.

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