Respuesta :

En cierta ocasión, estaba caminando por la ciudad cuando de repente escuché un estruendo. Al mirar hacia arriba, vi cómo un pequeño pájaro chocaba contra la ventana de una tienda. Me acerqué con cuidado y noté que el pájaro estaba aturdido pero vivo. Sin dudarlo, decidí socorrerlo. Con mucho cuidado, lo recogí y lo llevé a un lugar más tranquilo. Después de unos minutos, el pajarito comenzó a recuperarse y finalmente voló hacia la libertad. Fue una experiencia conmovedora que me recordó lo frágil y valiosa que es la vida, incluso la de las criaturas más pequeñas.