Respuesta:
La carreta del Dr. Francia se trancó en el barro. Era un día oscuro y lluvioso, típico de los inviernos crueles del Paraguay. El dictador, conocido por su temperamento imperturbable, no mostró ni una pizca de frustración mientras observaba cómo los bueyes luchaban por liberar la pesada carga. Con su mirada penetrante y su capa empapada, parecía una figura sacada de la historia, aunque para nosotros, estudiantes del colegio, su presencia era una lección viva de la historia misma.
