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En "El Matadero" de Esteban Echeverría, los diálogos entre los personajes cumplen varios propósitos. En primer lugar, los diálogos sirven para caracterizar a los distintos individuos que aparecen en la obra, permitiendo al lector comprender sus personalidades, trasfondos y motivaciones. A través de las conversaciones, Echeverría muestra las diferentes capas de la sociedad argentina de la época, destacando las tensiones entre los distintos estratos sociales.
Además, los diálogos contribuyen a la atmósfera del relato, revelando el lenguaje y las expresiones propias del habla popular de la época. Esto se relaciona con el costumbrismo, un movimiento literario que buscaba retratar fielmente las costumbres, modismos y características distintivas de una sociedad dada.
Por otro lado, los diálogos también sirven para exponer las tensiones políticas y sociales presentes en la Argentina del siglo XIX. A través de las conversaciones entre los personajes, Echeverría critica abiertamente la opresión y el autoritarismo del gobierno de Rosas, así como la violencia y brutalidad que caracterizaban a la época.
En resumen, los diálogos en "El Matadero" cumplen funciones múltiples: caracterización de personajes, creación de atmósfera costumbrista y crítica social y política. Estos recursos se relacionan estrechamente con los procedimientos propios del costumbrismo al retratar fielmente la realidad social y cultural de la época.