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Antiguamente, la relación entre la Iglesia y la Ciencia ha sido compleja y a menudo conflictiva. En la historia, hubo momentos de tensión y oposición entre la Iglesia y los avances científicos, especialmente durante la época de la Inquisición, donde se cuestionaban las teorías científicas que contradecían las enseñanzas religiosas.
Un ejemplo icónico de este conflicto fue el caso de Galileo Galilei, quien fue perseguido por la Iglesia Católica por promover la teoría heliocéntrica que iba en contra de la visión geocéntrica sostenida por la Iglesia en ese momento.
Sin embargo, a lo largo de la historia, también ha habido momentos de colaboración entre la Iglesia y la Ciencia, donde muchos científicos prominentes eran también personas religiosas. La Iglesia Católica, por ejemplo, ha establecido instituciones educativas y ha apoyado la investigación científica en diversas áreas.
En la actualidad, la relación entre la Iglesia y la Ciencia ha evolucionado. Si bien aún pueden existir diferencias en ciertos temas, como la evolución o la bioética, muchas denominaciones religiosas han abierto un diálogo más constructivo con la Ciencia. Algunos científicos son también personas religiosas y encuentran maneras de integrar sus creencias con sus descubrimientos científicos.