El crecimiento de las montañas, como el Himalaya, se debe principalmente a los procesos geológicos de tectónica de placas y orogénesis (formación de montañas).
Específicamente, algunas de las principales razones por las que las montañas del Himalaya y otras cordilleras continúan creciendo son:
Colisión de placas tectónicas:
El Himalaya se formó debido a la colisión entre la placa tectónica india y la placa eurasiática.
Esta colisión empuja lentamente la corteza terrestre y la eleva, dando lugar a la formación y el crecimiento de las altas cumbres himaláyas.
Subducción:
Cuando una placa tectónica se desliza por debajo de otra, el material de la placa que se hunde se funde, provocando actividad volcánica y el levantamiento de la superficie.
Este proceso de subducción contribuye al crecimiento y elevación de las montañas.
Erosión y acumulación de sedimentos:
La erosión constante de las montañas por agentes como ríos, glaciares y viento transporta grandes cantidades de sedimentos.
Estos sedimentos se acumulan en las áreas adyacentes, lo que a su vez empuja y eleva aún más las montañas.
Actividad tectónica y plegamiento:
Los movimientos y deformaciones de la corteza terrestre, como el plegamiento y el fallamiento, también pueden empujar y levantar las montañas.
Estos procesos tectónicos activos continúan moldeando y elevando las cadenas montañosas.
Isostasia:
La corteza terrestre tiende a adaptarse a los cambios en la carga sobre ella, elevándose o hundiéndose.
Cuando las montañas se levantan, la corteza tiende a elevarse para mantener el equilibrio isostático, lo que contribuye al crecimiento continuo de las montañas.