La guerra entre Ucrania y Rusia ha tenido y sigue teniendo profundas afectaciones a múltiples niveles. Las consecuencias humanitarias son devastadoras, con un gran costo en vidas humanas y sufrimiento. Económicamente, el conflicto ha desestabilizado mercados y ha llevado a un aumento global de precios, afectando especialmente a los sectores más vulnerables. Políticamente, ha reconfigurado alianzas y ha aumentado las tensiones internacionales. Socialmente, ha dejado una huella duradera en las comunidades y ha exacerbado el trauma psicológico. La resolución del conflicto y la recuperación de sus efectos serán tareas de largo plazo que requerirán esfuerzos concertados a nivel global.
