Este ocio puede ser estéril -las fiestas palaciegas y las partidas de caza, por ejemplo-, pero también fecundo y creativo
La riqueza y la prosperidad del imperio se hace sentir, bajo muchas formas, en toda la literatura
Por ser un verdadero imperio, el mundo de habla española tuvo, en la época de los Felipes y de Carlos II, una "clase ociosa" numerosísima: diplomáticos, funcionarios, rentistas, cortesanos, clérigos, y sobre todo frailes y monjas
En primer lugar, la riqueza es engendradora de ocio, en el nivel individual lo mismo que en el colectivo
Sobre el fértil, la mayor parte de los escritores de entonces pertenecieron a ese mundo. Santa Teresa y sor Juana no fueron las únicas monjas escritoras, y el número de frailes que manejaron la pluma es abrumador
Antonio Alatorre
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