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En la literatura fantástica, la posición que suele tomar el lector es de una suspensión de la incredulidad. Esto significa que el lector acepta temporalmente los elementos sobrenaturales o fantásticos presentados en la narrativa, permitiendo que el relato tenga coherencia y lógica interna. El lector entra en un estado de inmersión donde las reglas del mundo real se suspenden y se adoptan las reglas del mundo ficticio creado por el autor. Además, a menudo se espera que el lector experimente una sensación de asombro o maravilla frente a los elementos fantásticos, lo que es una característica central del género.