Se dice que es un desafío desnaturalizar las prácticas educativas porque implica cuestionar y transformar las formas tradicionales y arraigadas de enseñanza que a menudo se toman como dadas o naturales. Desnaturalizar significa reconocer que estas prácticas no son inmutables ni universales, sino que están influenciadas por contextos sociales, culturales, económicos y políticos específicos.
El desafío radica en:
- Identificar y cuestionar supuestos: Reconocer los supuestos subyacentes en las prácticas educativas actuales que pueden perpetuar desigualdades o limitar la creatividad y el pensamiento crítico.
- Promover la reflexión crítica: Fomentar entre los docentes una reflexión crítica sobre sus propias prácticas y cómo estas pueden mejorar o cambiar para ser más inclusivas y efectivas.
- Innovación y cambio: Implementar cambios e innovaciones en la educación que respondan a las necesidades actuales de los estudiantes y la sociedad, lo cual puede ser resistido por aquellos acostumbrados a las formas tradicionales.
- Superar barreras institucionales: Enfrentar las estructuras burocráticas y las políticas educativas que a menudo limitan la capacidad de los docentes para implementar prácticas educativas transformadoras.
