Respuesta :

Respuesta:

Los soldados no entraban en batalla sino que tenía la misión de aguantar y defender su posición. En las trincheras, miles de soldados vivían en condiciones infrahumanas. Sufrían bajas temperaturas, humedad y epidemias como el tifus, el cólera, la gripe y la disentería.

Explicación:

La vida de los soldados en el frente era miserable. Pasaban hambre, frío, casi no dormían. Tenían miedo. No sólo el enemigo provocaba bajas. La vida diaria cambiaba mucho dependiendo de la línea en la que estuviera un soldado, y había turnos para no sobrecargar a los hombres. En la reserva la rutina era más relajada, había trabajo diario que hacer (mantenimiento y a veces adiestramiento), pero vivían sin el miedo constante al fuego enemigo. Durante la Primera Guerra Mundial se puntualizaron los cuadros psicóticos conversivos, pérdidas psicógenas del habla, ceguera, parálisis, y cuadros de angustia y confusión. Después de la Segunda Guerra Mundial han sido numerosos los estudios acerca de los traumas de la guerra. Lo que hacía insufrible la vida en la trinchera eran la nieve, la lluvia, el frío, la humedad, la falta de higiene y de alimentos adecuados, la presencia insoportable de enormes ratas que devoraban el pan de todos y piojos que no te dejaban descansar con sus constantes picaduras.

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