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El mayor efecto negativo del ser humano sobre los recursos naturales en su entorno es, probablemente, la sobreexplotación y la degradación del medio ambiente. Esto incluye la deforestación descontrolada, la contaminación del agua y del aire, la pérdida de biodiversidad, la desertificación, entre otros.

Estos impactos son especialmente perjudiciales porque afectan directamente la capacidad del entorno para mantener un equilibrio ecológico y proporcionar los recursos necesarios para la vida. La sobreexplotación de recursos como el agua, los suelos fértiles, la flora y fauna silvestre, entre otros, conlleva a su agotamiento y a una disminución de la calidad de vida de las personas que dependen de ellos.

Además, estos efectos negativos suelen tener un impacto a largo plazo en la salud humana, el bienestar social y económico, así como en el equilibrio ecológico global. Es crucial abordar estos problemas mediante prácticas sostenibles que permitan conservar y preservar los recursos naturales para las generaciones futuras.