fabip790
contestada

Estructura de la obra… ¿de cuántos capítulos o apartados cuenta la obra, estrofas, versos, como está escrito, diálogos etc.?


EL AGUA ESTA REVUELTA El murmullo de los ríos hacía su bullicio en medio de aquel paraje silencioso haciendo una sinfonía al contacto con el chapoteo de mis zapatos, parecía mágico ese lugar. La gente me miraba de forma extraña, algunos curiosos asomaban mirando por las rendijas de sus puertas y paredes de adobes carcomidos por el tiempo. Extraño personaje decía al pasar y no era para menos, mi vestimenta era diferente, de color negro oscuro, zapatos de charol negro, un sombrero de copa y bastón de madera fina. El sol del mediodía hacia arder mi espalda, niños color tierra corrían asustados a esconderse o quizá para llamar la atención. El taconeo de mis zapatos hacia ruidos al contacto con las piedras que tropezaba a cada momento. Cuesta arriba una escuela, una iglesia al frente le adornaba una misteriosa ceiba clamando por sus habitantes, el lugar me parecía extraño e irreconocible, lo raro era que no sabía cómo había llegado hasta allí. Solo recuerdo que me quede dormido en el jardín de la casa soñando con una catarata y el rio de agua aclara donde jugaba cuando era niño. Inquieto apresuré los pasos, encontré una carreta con unas vacas que al pasar rodaron de sus ojos lagrimas de desconsuelo o de hambre. De pronto un ruido ensordecedor cubrió de polvo el lugar. No se asuste señor. - ¿Qué fue eso niño? -Es Dinamita. Están arrancando piedras del rio. Un garrobo velozmente se introduje en su cueva y por hueco claro asomaba asustado. Proseguí el camino, pero el niño seguía a mi lado mirando muy fijo mi traje negro que se había puesto de un color cenizo - ¿Todos los días ponen dinamita en las piedras? -Si, son los de la Alcaldía, dicen que ya vienen las elecciones. El niño se quedo viendo detenidamente a mi bastón, quiso hablar, pero no pudo, quiso tocarlo, pero le dio miedo. - ¿Quieres tocar el bastón? -Si, contesto sonriendo. -Acércate y tócalo. Caminamos hacia una ramada donde compramos un fresco fuerte de tamarindo que más bien tenía sabor a chicha. El niño sostenía el bastón sonriendo y para que todos lo vieran tosía fuertemente, unas mujeres que por el lugar pasaban iban con sus canastos a dejar almuerzos a sus hombres a la milpa - ¿A quién busca? Pregunto el hombre de la ramada muy gentilmente. Dudé al contestar, no tenía respuesta, pero titubeando dije: -Busco una catarata y uno pozos blanco donde jugaba en mi infancia. Como a dos kilómetros hay una catarata muy pequeña dijo el hombre, terminé el refresco, seguí caminando, el niño caminaba a mi lado. A lo lejos divise una enorme peña que parecía un huevo de avestruz gigante, salpicada de mosto verde, había llegado a un pequeño riachuelo que hacia brotar una pequeña catarata la cual se desbordaba en un despeñadero, unos niños se bañaban alegres junto a la basura que transitaba libremente en medio del agua, enredándose en sus cabelleras despeinadas. Otro ruido de dinamita me hizo dar un salto, de pronto una avalancha de piedras estremeció el lugar, los perros aullando corriendo a esconderse a los ranchos, la perdiz voló y se escondió en el ramaje de la ceiba, las mujeres llenaron sus cantaros aprisa diciendo: -Otra vez esta revuelta el agua. - Solo es para lavar trastes y ropa dijeron conformes las mujeres, luego se retiraron. El humo y el ruido ensordecedor de los vehículos, hicieron que me despertara de un sueño largo y tedioso. - ¡Era solo un sueño! Dije en forma consoladora. Pero para mi sorpresa a mi lado se encontraba el traje negro y el sombrero de copa, pero el bastón había desaparecido. Pensé en el niño. -Sin duda estará sonriendo por su osadía de haberse quedado con mi bastón, recogiendo renacuajos en el agua revuelta. Por la mañana me presente al trabajo en la alcaldía, había que hacer un proyecto. La civilización iba a llegar a un cantón, había que hacer una carretera, para eso era necesario romper piedras y destruir un pequeño riachuelo, al llegar al lugar era el mismo de mi sueño, me acerque pero lo sorprendente era que allí estaba el niño vestido de negro con su cara triste agarrando renacuajos, al verme sonrió y dijo: - ¿Trabaja usted en la Alcaldía? Aquí esta su bastón, no tuve palabras para decir que era la civilización que llegaba al lugar, era tiempo de elecciones y con ella morían esperanzas y pequeños riachuelos.​