El valor religioso en esta novela se manifiesta a través de diversas formas:
La representación del sincretismo religioso, mezcla de las creencias indígenas prehispánicas y la religión católica, que acompaña la vida del pueblo peruano.
La interacción entre los personajes indígenas y la Iglesia Católica, la cual a veces se presenta como opresora y en otras ocasiones como protectora.
El retrato del sufrimiento, la violencia y la opresión en la sociedad peruana, lo cual se relaciona con las enseñanzas cristianas sobre la redención y la esperanza.
La lucha de las comunidades indígenas por mantener sus creencias tradicionales y su identidad cultural ante la presión de la sociedad occidental y la globalización.
El simbolismo religioso presente en la narrativa, como los sacrificios, las celebraciones litúrgicas y la iconografía católica.
