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Explicación:
Trabajar con agua y acetona implica varios métodos bastante prácticos.
- Destilación: Si mezclas agua y acetona, puedes separarlas fácilmente por destilación gracias a que la acetona hierve a una temperatura más baja que el agua. Esto es útil cuando quieres purificar una de las dos.
- Extracción: La acetona es genial para sacar compuestos de una mezcla acuosa porque se mezcla bien tanto con el agua como con otros solventes orgánicos. Así, puedes mover compuestos de un líquido a otro para aislarlos mejor.
- Limpieza: En el laboratorio, la acetona es la estrella para limpiar. Disuelve restos orgánicos pegajosos en el vidrio y se evapora rápido, dejando todo limpio. También se usa para quitar grasa de piezas metálicas antes de pintarlas o soldarlas.
- Reacciones químicas: En síntesis, la acetona puede participar directamente en reacciones para formar nuevos compuestos. El agua, por otro lado, es el solvente por excelencia en muchas reacciones porque mucha cosa se disuelve en ella y, a veces, hasta participa directamente en la reacción.
- Control de temperatura: Un truco de laboratorio es usar acetona con hielo seco para hacer baños fríos que llegan a -78 °C, ideal para reacciones que necesitan frío. El agua, más bien, es buena para baños de temperatura controlada.
- En la cromatografía: La acetona también se usa en técnicas como la cromatografía para ayudar a separar y analizar diferentes sustancias en una mezcla.